Por Fletwood Robbins
Traducción por Bowesley (aka Humuusa)
Los héroes son todos iguales; cada antihéroes es heroico a su manera.
Primero, perdoname por utilizar un pronombre posesivo masculino, especialmente porque el antihéroe del que voy a escribir es sobre una mujer... Bueno, quizás no una mujer, pero seguro que es femenina. Y olvida el sexo gramatical del héroe. Un héroe es un héroe -hombre o mujer, bestia o bella. Quizás debería seguir adelante.
Lo que tenemos antes es una versión de fantasía del principio de Anna Karenina -la idea de que los hechos contribuyen a una interpretación exitosa de un estado de ser (en este caso, ser heroico) están tanto limitados como son muy específicos. Los hechos que contribuyen al estado opuesto (en este caso, lo que significa ser un antihéroe) pueden ser variados y de amplio alcance. Los héroes son moralmente buenos, valientes, honestos y se sacrifican. Quizás existan algunas pocas más características, pero te haces una idea: Una deficiencia en cualquiera de estas características no dará como resultado un héroe. Todo tiene que estar correcto, como pasa con Superman o Tim Tebow.
El antihéroe, por otro lado, posee el lujo de ser un mentiroso, moralmente ambiguo cobarde. ¿Estaba bien golpear a ese cachorro?, podría preguntarsse (para utilizar un ejemplo intencionadamente exagerado). Tenía una mirada en sus ojos de que podría morderse, o podía masticar mis nuevas botas flexibles. Son un regalos de los dioses, sabes... tan nuevas que probablemente aún huelan como la piel de unicornio de las que provienen.
Ok, obviamente estamos cruzando la línea hacia el terrotorio de los villanos, pero sólo hasta cierto punto. Puede que esta figura tenga un profundo temor a la intimidad, e incluso un amor incondicional por un perro que le cause tal dolor psicológico que le haga reaccionar de la única forma que conoce. Podría ser que este antihéroe proveniese de una generación de cambia gatos que estaban en guerra con los licántropos, y odiar a los perros es literalmente parte de su mapa genético. La idea es, un montón de cosas pueden hacer que una persona haga malas cosas. No significa que son malos. En mi opinión, los hace más reales.
Para mi es más fácil comprender a un personaje como Thomas Convenant -un cínico paria disociativo que se define como un actor en el centro de un enfrentamiento épico -que comprender el heroismo absoluto de un personaje como Galahad, cuya pureza de espíritu y propósito son parte integrante de su misión en busca del grial. Podría ponerme un poco nerviosa a lo largo del camino si fuera Galahad. No entiendo lo del tipo de alma blanca como los lirios. Quiero decir, me gusta mi cafe negro -igual que mi magia.
Son estas cosas de las que hablo con los autores: cafe negro y caballeros extraviados. No, no estoy bromeando. De verdad, es más en la línea de preguntas como: ¿Sobre quien deseas escribir?. ¿De que se preocupa el personaje?. ¿Qué desea?. Si un autor posee una buena idea sobre estas cosas, en verdad te crees la historia que cuenta. Con estas preguntas respondidas, las acciones toman realidad. La historia se mueve desde los motivos del personajes en lugar de la necesidad de la trama.
Por ello, hace varios meses, cuando empece a escribirme con Tim Pratt (cuya novela de estreno en los Reinos Olvidados, Veneno en Sus Venas [Venom in Her Veins], se publicó hace unos días), estaba emocioanda cuando propuso una experimento de naturaleza contra crianza -en particlar, un tradicionalmente humanoide maligno criado entre humanos, como un humano. Esta bien; se lo que estas pensando. R. A. Salvatore ya ha cubierto bastante bien la idea de un antihéroe de una raza maligna. La cosa que separa al personaje de Pratt es que no sabe quien (o que) es, y tampoco lo hace mucho gente que la rodea. Se parece y actua como un humano.
En este momento debería decirte que no estoy desvelando nada. Incluso un lector distraído no se sorprenderá por el linaje de Zaltys. Esto es, Zaltys es una yuan-ti purasangre cuyas características típicas de las serpientes son incluso más sutiles de lo normal. Fue hallada como bebe en la jungla, huerfana como la última frase de un párafro en una página nueva. Tiene un futuro pero no un pasado. Y ese futuro es con una caravana de mercaderes que exploran el Bosque Lluir Meridional en busca de mercancías exóticas que vender en la ciudad de Delzimmer. Resumiendo, se le oculta su identidad racial. A medida que va envejece, creciendo tanto en la ciudad como mercader y recorriendo la jungla en busca de los materiales con los que su familia comercia, comienza a recibir sueños sobres serpientes y tiene un curioso encuentro que le hará preguntarse cuan diferente podría ser.
Por último, la historia es sobre la busqueda de la identidad y todo lo inseguro que viene junto a ello. Es un libro sobre comprenderse a uno mismo, y es sobre llegar a la edad adulta. Pero también es sobre patear culos. y eso es lo que es importante. Zaltys es una dura... er, ¿serpentina?. Y seguramente es más heróica de una forma que solo puede ser considerada antiheróica. Tim Pratt ha hecho un trabajo dando vida al personaje. Esperemos que esto sólo sea el comienzo para Zaltys. Para Tim, como escritor, es menos un comienzo que su pleno apogeo. Es un gran autor con una bueno bibliografía bajo su brazo -y es un ávido admirador de D&D del que me siento orgullosa de llevar a los Reinos Olvidados.
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